El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

domingo, 10 de julio de 2011

Toro salvaje, de Martin Scorsese



Tengo dos confesiones que hacer: no creo que Robert De Niro sea tan buen actor como para ponerlo en el pedestal que suelen ponerlo y realmente las películas de Scorsese me parece que tienen graves problemas de ritmo, sobre todo en la segunda mitad de sus films (no todas, claro está, pero en su gran mayoría). No obstante, si algo he aprendido con el cine es que no hay nada seguro y esta película es la prueba.

Basada en la novela autobiográfica de Jake La Motta, Toro Salvaje explica la vida del boxeador conocido por su mal carácter y por su muchas perversiones, se presta para demostrar el alza y la decadencia de quien supo ser bueno en algo pero fracasó en todo lo demás, siendo él mismo su peor enemigo.


Por supuesto, siendo una película de Martin y Robert, el otro personaje claramente tenía que ser Joe Pesci (no vaya a ser que hagamos casting) quien es su hermano y entrenador. La dinámica de amor-odio entre ellos y de cómo lo protege y deja expuesto al mismo tiempo la verán en muchas películas del trío pero no por eso es menos efectiva.

Éste film tiene una parte estética que no puede dejarse de lado al hablar de él (aunque la técnica de Scorsese siempre sea algo para tener en cuenta porque es brillante). La idea de filmar en blanco y negro le da un peso dramático y una idea de documentación importante. Además, sumar momentos como si fueran videos caseros también responden bien a la historia que se quiere narrar. Y, sobre todo, el maquillaje a De Niro, que construye a un sólido La Motta, engordando y adelgazando y con una falsa nariz, pero su lunar en la mejilla lo termina de identificar. Y esto marca lo que para mí siempre debe buscarse en una biopic: no por reconstruir a una serie de sucesos en la vida de una persona debe caerse en la imitación sin la construcción. Es clave ver a De Niro debajo de La Motta porque si se me hace invisible, no me suma absolutamente nada.


Vamos metiéndonos en la visión de un hombre muy inseguro de sí mismo, que ve fantasmas en todas partes y cuyos celos lo hacen alejar o someter a quienes lo quieren. Su lucha por llegar a ser el mejor es para poder demostrar que vale algo. El fin en un escenario, haciendo de un monologuista que está de vuelta permite demostrar que se siente ajeno a sí mismo ya que dice “Fuiste tú, Charlie” frente al espejo.

Durante toda esta película uno puede ver a un hombre en lucha consigo mismo, que cae en cada una de las cosas porque no puede dominarse pero con la dualidad que siempre presenta el cine posmoderno que tan bien le va al nuevo cine americano (del que Scorsese es parte). Podemos hasta verlo boxeando a una pared cuando finalmente está en la cárcel (lejos una de las mejores escenas, a mi criterio).


Por otro lado, otra genial decisión del director fue la de utilizar cámara subjetiva en el ring, de manera que el espectador ya no ve la acción desde fuera si no que está en el centro de las cuerdas. Todos los prejuicios afuera y mi perspectiva sobre actores y director, éste es un gran film.

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