Nadie puede no conocer esta historia pero insisto que a veces las mejores versiones son aquellas que no les tienen un especial respeto. Baz lleva a estos adolescentes apasionados a las calles de LA y convierte el ambiente, manteniendo el texto original. Para esto, se basa en algunos trucos: el narrador es un noticiero que emite por TV el comentario sobre tan trágico final, los encuentros son en estaciones de servicio porque miden potencias a partir de autos y, claro, las pistolas están a la orden del día.
Con esto, y ayudados por el estilo visual que lo caracteriza, vamos encontrándonos con un desfile de imágenes que son para deleitarse, recreando el romance, trayendo a colación un clásico y ofreciendo actuaciones acorde.
Me gusta la valentía con la que se encaró el proyecto y cómo van hilando las situaciones y actos que uno va comparando en su cabeza. Es un claro ejemplo del cine posmoderno donde muchos lenguajes interactúan y ya lo cinematográfico no está atado a un único código que le pertenece, sino que por momentos se transforma en un caleidoscopio. Donde el eje de la cámara hasta pierde estabilidad en unos espectaculares planos aberrantes.
El uso de sets, la banda sonora y unos adolescentes dispuestos a robarte el corazón con cara de ángeles y el deseo del amor que puede con todo, hace que uno se contagie con la historia más triste y más conocida de los amantes desdichados. Y es que no conocían la magnitud del mundo que quería aplastarlos. Para ésto cuenta con grandes actores y mejores situaciones definidas por un delicioso exceso.
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