Pedro crea el mundo femenino con personajes histéricos,
pasionales y generosos que encandilan cada vez. Si a esto sumamos su estética
kitch tan característica, estamos otra vez enamorados del universo Almodóvar.
Esta es la historia de Becky, quien era una actriz y
cantante famosa que estaba casada con un hombre que no le permitía seguir
trabajando. Su hija, Rebecca, que no era hija de él, adora a su madre y quiere
que se despliegue todo lo que quiera. El único problema es que esto no le dio a
Rebecca un espacio en la vida de Becky, quien se fue una década dejándola sola.
El reencuentro de ambas es tenso y ansioso, pero las cosas terminan de
condimentarse cuando el marido de Rebecca es el ex amante de Becky.
Algunos otros elementos como el hecho de que Rebecca se
refugie en un bar donde un transformista recrea las canciones y la estética de
su madre en los 80s y se convierta en su amigo, o que el asesinato pasional
termine siendo la clave de los personajes femeninos.
Como suele ocurrir en el universo del director español, el
embarazo aparece como una forma de un nuevo inicio para el personaje, pero
muchas veces son los personajes quienes no pueden avanzar.
Una historia que retoma el melodrama como género con toques
manchego y que trata otra vez la búsqueda por la identidad y la relación
madre-hija que a él tanto le interesan.
La fragilidad de Victoria Abril se enfrenta a la enormidad
de Marisa Paredes como esta mujer que todo lo absorbe y a quien todo el mundo
ve dejando a su hija no sólo invisible, sino también sedienta de su atención y
su amor.
Todo su sentido del humor se despliega para que conozcamos
estas pasiones asfixiantes y amores complicados y destructivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario